lunes, 26 de enero de 2009

¿ESTÁN LAS BALLENAS, DELFINES, CACHALOTES...SORDOS?

DELFINES, BALLENAS, CACHALOTES...
Los cachalotes –Physeter macrocephalus para los científicos–,
son cetáceos Odontocetos (con dientes) que alcanzan 20
metros de longitud y 60 toneladas de peso. Ya de recién nacidos
–cuando todo el mundo es pequeñito– miden cuatro
metros. Su madurez sexual es bastante tardía: a los 10 años
las hembras, los machos a los 20.
Tienen una amplia distribución por los mares del mundo,
pero también están más cerca de nosotros de lo que solemos
pensar, especialmente en las Canarias.
Estos colosos pueden realizar inmersiones de más de una
hora y superar la profundidad de 2000 metros (¡dos Km.
Hacia abajo!, recordad que respiran aire atmosférico y tienen
que salir a superficie).
Su alimentación se basa en cefalópodos de un tamaño comprendido
entre 400 gramos y un kilogramo e incluso, puesto
que su gran tamaño se lo permite, calamares gigantes.
En total se comen hasta una tonelada por individuo y día. Los
calamares suelen frecuentar las zonas de máxima producción
de biomasa planctónica y precisamente el afloramiento africano
con una alta concentración de pigmentos fotoplantónicos,
se difunde y llega a las Canarias, fomentando altas concentraciones
de organismos en todos los niveles tróficos de
las aguas que bañan las islas. En las fronteras termales
(contacto entre aguas de diferentes temperaturas) se encuentra
especialmente concentrado los pulpos y calamares
y esas zonas son asiduamente visitadas por los cachalotes.
En las Islas centrales: Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas
de Gran Canaria de 40 a 60 barcos de gran tonelaje salen y entran
de cada puerto diariamente. Allí han tenido lugar varias
colisiones de barcos con ballenas (o al revés) en los últimos
años: ¿es que las ballenas están ciegas, sordas, o tontas,
para no ver, oir o evitar un barco de esas dimensiones que
se aproxima?
Las investigaciones de Michel André de la Universidad
de Las Palmas de Gran Canaria nos han aportado escalofriantes
datos y descubrimientos.
Como es sabido desde hace tiempo, los cachalotes utilizan
un sistema de ecolocación (orientación por el sonido) que
les sirve para navegar y comunicarse con sus congéneres durante
los lances de caza que realizan por grupos.
Analizando la cóclea de las descomunales víctimas de uno
de los accidentes: una hembra adulta con su cría, se encontró
un trauma auditivo en el rango de componentes de baja
frecuencia no provocado por enfermedades ni por el impacto.
La conclusión del análisis es que no pueden escuchar
los sonidos de baja frecuencia –el ruido del motor– que producen
los barcos ya que tienen una pérdida auditiva para
dicho rango. Es decir que se han quedado sordas de tanto
ruido. El tráfico marítimo, ha provocado un Impacto auditivo
irreversible en los cachalotes que frecuentan la zona.

¿Tendrá esto algo que ver con los esporádicos y enigmáticos
varamientos en masa de cetáceos que se han venido
interpretando como suicidios colectivos?
Aunque desde luego no conocemos con detalle el estado
de su sistema inmunológico o cualquier efecto secundario
asociado, las ballenas parecen haber sobrevivido a los organoclorados
y a ciertas enfermedades…
Es posible que resistan también a las redes de deriva y a las
persecuciones directas de balleneros, a la reducción del alimento
y la degradación del hábitat marino. Pero quizá no resistan
al tráfico marítimo: el mal que parecía más inocuo.
En el cómputo total de afecciones a la naturaleza, a la
degradación consciente y deliberada del medio, que desde
luego es la éticamente más reprobable, debemos añadir la involuntaria
y en especial los efectos colaterales insospechados
y en cierto modo impredecibles que la humanidad ocasiona
sobre el resto de las especies y hábitats.
Las ballenas no están tontas ni ciegas …¡están sordas!
ALFONSO BALMORI (Biólogo)

miércoles, 7 de enero de 2009

EFECTO INVERNADERO

EL EFECTO INVERNADERO
La cubierta transparente de un invernadero permite que la luz solar penetre y caliente su interior; pero, al tratarse de un recinto cerrado. El calor no se pierde de inmediato. Por eso los invernaderos mantienen temperaturas superiores a las de su entorno y permiten el cultivo de especies propias de zonas cálidas.
La atmósfera terrestre ha sido comparada con los cristales de un gigantesco invernadero. La razón es que contiene pequeñas cantidades ciertos gases que tienen una propiedad singular: son transparentes a las radiaciones solares que llegan a la tierra caliente, impidiendo que este calor se disipe completamente en el espacio que rodea a nuestro planeta.

La atmósfera terrestre siempre ha contado en su composición con gases de efecto invernadero. De hecho, se estima que, si no fuera así, la temperatura media de nuestro planeta sería de unos – 18º C, en vez de los +15ºC actuales. El efecto invernadero es, por tanto, un fenómeno natural esencial para nuestra vida.
El principal de los gases de efecto invernadero que se encuentran en la atmósfera terrestre es el conocido dióxido de carbono (CO2). Pero otros dos gases de efecto invernadero importantes son el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O).
Cartilla de Divulgación. Cambio Climático. Caja España